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Cochabamba (Bolivia). Abril 2010
Escrito por: Marta Fraticelli
Fecha de redaccion:
Organizaciones: Association pour contribuer à l’Amélioration de la Gouvernance de la Terre, de l’Eau et des Ressources naturelles (AGTER)
Tipo de documento: Artículo / documento de difusión amplia
La conferencia de los pueblos sobre el cambio climático se organizó durante el mes de abril pasado en Cochabamba (Bolivia) con el propósito de encontrar soluciones a los cambios ambientales causados por el actual sistema productivo, ante la imposibilidad de los gobernantes del planeta de encontrar un acuerdo compartido en Copenhague.
Los países desarrollados son los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero la búsqueda de un termino medio entre los gobiernos y de compromisos de parte de estos choca con intereses muy fuertes. La idea del gobierno boliviano nace de allí: decidió promover un evento alternativo, innovador, en el cual sean los pueblos de los países llamados en desarrollo que tomarían la palabra y propusieran soluciones adecuadas a los cambios en curso. Pese a que sus emisiones de gas a efecto invernadero sean sensiblemente menores que las de los países ricos, estos países son los mas afectados por las consecuencias del cambio climático, cuyos efectos son evidentes cuando se constata por ejemplo la disminución de los glaciares de los Andes.
Además, estos cambios perjudican de una manera muy fuerte sistemas agrícolas como aquellos de los Andes, que se han organizado a partir de condiciones ambientales difíciles: la adaptación de los ciclos de vida a los cambios relacionados con el agua y la tierra presenta muchos riesgos.
Frente al fracaso de Copenhague y a la frustración generada por la falta de poder de los países pobres dentro de los escenarios internacionales, los pueblos de estos países han decidido movilizarse, para determinar las verdaderas responsabilidades y encontrar nuevas soluciones a la crisis medioambiental, soluciones que no pasen necesariamente por mecanismos de mercado, como las propuestas formuladas hasta la fecha por los países ricos. Es el caso por ejemplo de los programas de Reducción de las Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación de los bosques (REDD), cuyo funcionamiento se basa sobre la preservación de áreas forestales en los países del sur a cambio de bonos que permitan la emisión de ciertas cantidades de carbono en los países industrializados. Estas soluciones solo son paliativas, no suponen verdaderas modificaciones de los esquemas productivos responsables de los desastres medioambientales.
Aunque AGTER haya trabajado poco hasta ahora el tema del cambio climático, estimó que era importante participar a la Conferencia mundial de los pueblos de Cochabamba. Lograr acuerdos de cumplimiento obligatorio para los Estados sobre los temas globales que son de vital importancia para el planeta es una necesidad que encontramos cuando trabajamos el tema de las apropiaciones masivas de tierra. En Copenhague, la necesidad era del mismo tipo, y los Gobiernos no lograron ponerse de acuerdo sobre un texto apremiante. Dentro de las propuestas de los organizadores de la cumbre de Cochabamba, aparece como muy innovadora la idea de crear un tribunal de justicia climática, a partir de una nueva definición del concepto global de deuda climática que tome en cuenta las responsabilidades históricas de los países ricos hacia los mas pobres.
Este articulo presenta los resultados de la participación de la delegada de AGTER a algunos de los debates que se han dados en Cochabamba. Recoge impresiones personales, que no pretenden ser representativas de toda la riqueza del conjunto de los eventos. La organización logística permitió una participación muy buena al encuentro. No obstante, algunas conferencias fueron desgraciadamente anuladas o desplazadas en ultima hora.
Los tres días de la conferencia
A lo largo de tres días de encuentros, la denuncia de los participantes apuntó con insistencia contra el modelo económico capitalista, considerándolo como el principal responsable del cambio climático; el capitalismo es un modelo económico que impone la competitividad entre los actores, llevándolos a sobrepasar a menudo los limites impuestos por los ciclos de vida de los seres vivientes.
La sensación mas emocionante al caminar por el campus de la Universidad de Cochabamba fue sin duda la presencia excepcional de los pueblos indígenas en el evento. La participación a la conferencia de los diferentes pueblos, procedentes sobre todo del continente americano, era impresionante. Se trata de uno de los primeros eventos de grandes dimensiones en los cuales estas personas pueden tomar la palabra como protagonistas, ante la atención mediática mundial. Sus palabras son aún mas fuertes, considerando la larga historia de represión y silencio que ha caracterizado el continente latinoamericano. La percepción era aquella de enfrentarse con personas muy conscientes de los actuales problemas relacionados con el cambio climático, confrontándose a señales que afectan directamente su agricultura y sus modelos de vida. Asimismo, esta consciencia se convertía en energía en búsqueda de soluciones más duraderas en defensa de los recursos naturales y de los derechos reconocidos a la naturaleza. (Ver la declaración final abajo)
La Confederación de las nacionalidades indígenas de Ecuador (CONAIE) evoca que el 80% de los ecosistemas estratégicos se encuentra en territorios indígenas y como las formas de vida indígenas han sido los garantes de los equilibrios necesarios a la vida en el planeta. Los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas han sido valorizados en Cochabamba como una alternativa viable al modelo capitalista de desarrollo. Las culturas indígenas que han sabido sobrevivir, con particular fuerza en la región andina, han garantizado un sistema de acceso y de gestión de los recursos naturales que ha sido capaz de adaptarse y de respectar los limites de los ecosistemas al interior de los cuales se han desarrollado.
La importancia del evento de Cochabamba reside en la posibilidad de intercambio de experiencias y de saberes ancestrales acerca del manejo sustentable de los recursos. Estos conocimientos promueven la valorización y la recuperación de sistemas agrícolas respetuosos de los recursos naturales y de su variedad genética. “Nuestra vida se articula a los ritmos de la Pachamama y se basa en los productos que ella nos concede, el agua y la papa”, declara un participante de la región andina, “es por esto que tenemos que respectar los derechos de la Pachamama”. Los sistemas agrícolas practicados por los pueblos indígenas se basan tradicionalmente sobre el control colectivo de estos, y una gestión de los recursos que es orientada por las formas tradicionales de organización social y no por objetivos de mercado. La biodiversidad representada por la variedad de las semillas utilizadas (1200 variedades de papa utilizadas, cada una con funciones diferentes) y de los cultivos practicados permite enfrentar los cambios climáticos evitando, a través de la adaptación, el riesgo de eventos catastróficos.
En las 17 mesas de trabajo programadas, los participantes han discutido de temas como la agricultura familiar y la soberanía alimentaria, la adaptación al cambio climático, los bosques y la necesidad de defender los derechos de la Madre Tierra, entre otros. Las diferentes proposiciones han contribuido a la redacción de un documento de síntesis que plantea las necesidades propuestas por los pueblos frente al cambio climático. Las alternativas políticas formuladas intentan encontrar una alternativa al actual modelo de desarrollo que impone un uso irracional de los recursos naturales. Nuevas formas de justicia social y ecológica son exploradas. A la base de las diferentes proposiciones, se refuerza la concepción del bien vivir, la idea del vivir en equilibrio con los límites de los ecosistemas naturales y según una organización social que sobrepase las a-simetrías de poder. (ver documento abajo)
Contradicciones señaladas al margen de la Conferencia
La conferencia de Cochabamba estrena una serie de reflexiones fundamentales que intentan, por primera vez de una manera mas compartida, formular respuestas a los danos provocados por el modelo capitalista a los ecosistemas.
Más allá del entusiasmo que provocó y de la energía que unía a los participantes, vale hacer algunas consideraciones en relación al grado de coherencia política que se observa entre las declaraciones de principios hechas por los gobiernos que aparecen como referentes para el movimiento y los programas de desarrollo de sus políticas.
Paralelamente a la organización de la Conferencia, una mesa de discusión “Derechos colectivos y derechos de la Madre Tierra”, sobre los impactos medioambientales en Bolivia ha sido organizada de forma polémica por algunas organizaciones sociales bolivianas, dentro de las cuales el Consejo de Ayllus y Markas del Qollasuyo (Conamaq), el Centro de Estudios sobre los Derechos Laborales y Agrícolas (CEDLA) y el Centro boliviano de Estudio y Investigación Social (CEJIS). En este marco, la « Mesa 18 », se discutieron los grandes proyectos de desarrollo impulsados por los gobiernos latinoamericanos, que a menudo no respectan los derechos de las poblaciones indígenas y campesinas que viven en los territorios interesados por estos proyectos. La denuncia apunta contra el hecho de seguir fundando el desarrollo económico de los países latinoamericanos sobre proyectos de tipo extractivista, orientados a la explotación de los recursos naturales y a su exportación. (Ver documento abajo)
La reflexión no puede dejar de considerar como los gobiernos latinoamericanos que aparecen hoy como gobiernos progresistas impulsan a menudo políticas de desarrollo centradas todavía sobre la promoción de exportaciones de materias primas y el aprovechamiento indiscriminado de los recursos naturales. Pese a que la realización de estos proyectos encuentre su justificación en la necesidad de financiar políticas sociales, se puede dudar de la posibilidad de conciliar estos proyectos con una política que considera como central el respecto de los derechos de las poblaciones indígenas y la promoción de la agricultura campesina como medio de garantizar la soberanía alimentaria.
Cuando se analiza el contexto de los países latinoamericanos, es inevitable chocar con contradicciones que a menudo parecen imposibles de resolver, pero que al mismo tiempo son factores de cambios importantes. Los tres días de la Conferencia de Cochabamba siembran esperanza. Un nuevo debate pudó abrirse sobre el tema del cambio climático. Aunque la realización de estas esperanzas y su transformación en acciones concretas encuentren grandes dificultades, la conferencia deja un sentimiento de optimismo, apoyado en la re-valorización de culturas indígenas olvidadas y de sus principios de organización social y de gestión del medio ambiente.