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Version française de cette page : « Investisseurs », un mot magique mais un mot piège! (Ed. # 12)
Desde tiempos inmemoriales, los principales inversionistas han sido los cazadores, los pescadores, los pastores y los campesinos. Fueron ellos quienes mejoraron los suelos, construyeron sistemas de riego, seleccionaron las variedades de plantas y las razas de animales domésticos, sobre la base de su inversión en trabajo. Acumularon a la vez muchos conocimientos e inventaron formas de organización social adaptadas a cada situación y en constante proceso de evolución, creando de esta manera más « capital humano » y más « capital social ». Durante las últimas décadas, una gran parte de estos pequeños productores se han vuelto cada vez más pobres, y muchos ya no pueden satisfacer sus necesidades básicas. Ya no están en capacidad de seguir invirtiendo en el mejoramiento de sus sistemas de producción o en su adaptación permanente a cambios sociales, técnicos y climáticos que se aceleran constantemente. Son ellos los que forman el billón de seres humanos que sufren hambre, que mueren de desnutrición, que migran hacia los suburbios de las grandes ciudades en las cuales no encuentran todos trabajo.
¿Que ha pasado? ¿Porque encontramos al mismo tiempo grandes empresas que toman el control de decenas o de centenas de millones de hectáreas con el objetivo auto-proclamado de darle de comer al mundo? ¿Como podemos explicar las desigualdades crecientes de productividad que existen entre los diferentes sistemas agrícolas? ¿Habría llegado la hora del fin de los campesinos, anunciada desde hace mucho tiempo por predicadores de distintas tendencias políticas?
Los campesinos, hombres y mujeres, que habían sido siempre productores e inversionistas, se han transformado en algunas décadas en pobres, en « miserables », en una carga para la sociedad. Reducir la pobreza es uno de los objetivos más importantes del milenio. Dar limosna ya no es una acción de caridad del domingo, se ha vuelto un credo universal. Al mismo tiempo, las riquezas naturales y la tierra se están concentrando en unas manos cada vez menos numerosas. Los pueblos están desposeídos de sus recursos, los bienes comunes son privatizados, los recursos naturales se agotan, la biodiversidad desaparece para siempre, el planeta se recalienta y amenaza de volverse inhabitable para la humanidad.
No se encuentra una sola alusión a las inversiones de los pequeños productores en la mayor parte de las comunicaciones y de los informes escritos por expertos de alto (y de menos alto) nivel que tratan de la toma de control de las tierras agrícolas en el mundo. Las inversiones de las cuales todos hablan, estas que todos quisieran volver « responsables », son las de los fondos de pensión, de las empresas multinacionales del agribusiness, de los empresarios más poderosos, de los países del Sur o del Norte. Detrás del uso actual de la palabra « inversión », hay una voluntad de desinformación a escala mundial, y podemos caer de buena fe en la trampa. Esta concepción de las inversiones entra dentro de lo políticamente correcto, y es mucho mas perversa de lo que parece a primera vista. Intentar entender lo que pasa realmente se ha vuelto subversivo.
Cuando el Banco Mundial, la FAO, el FIDA, y la UNCTAD proponen unos principios para inversiones agrícolas responsables (PRAI), no son los principios en si que son malos, es la concepción misma que tienen estos organismos de lo que es una inversión. Las críticas de numerosas organizaciones campesinas y no gubernamentales son acertadas cuando apuntan que no pueden existir unos acaparamientos de los recursos o unas apropiaciones de los bienes comunes que sean responsables.
El Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO (CSA) se reunirá la semana del 17 de octubre en Roma para examinar y tratar de validar las Directrices Voluntarias para una gobernanza responsable de la tierra, de los recursos de la pesca y de los bosques. Será el punto de llegada de un largo proceso de consultas, y un primer paso, importante y necesario, hacia la implementación de mecanismos de regulación que ayudarían a servir los intereses de todos.
El CSA incorpora por primera vez una representación de la Sociedad Civil, en particular en el seno de su Panel de Expertos de Alto Nivel (HLPE), y se propone iniciar un proceso de consulta sobre nuevos principios responsables para las inversiones agrícolas, articulados con las Directrices Voluntarias. El Panel de Experts (HLPE) encargó un informe sobre la tenencia de la tierra y las inversiones internacionales en la agricultura, el cual fue publicado durante el pasado verano. El informe llama la atención sobre el peligro que implican « las inversiones en tierra a gran escala » para la seguridad alimentaria, los ingresos de la población y el medio ambiente. Insiste sobre la necesidad de dar prioridad en las estrategias de desarrollo agrícola a los « pequeños productores », y de ofrecerles ayudas para poder mejorar su producción y sus accesos a los mercados locales y regionales. Los autores del informe demandan a los Gobiernos de tomar en cuenta la opinión de las poblaciones involucradas, de respetar sus derechos, y de no promover los agrocombustibles a través de subsidios. Propone por otro lado mecanismos « ganador-ganador-ganador » (win-win-win), añadiendo de manera pertinente a los pequeños productores y a las grandes empresas un tercer feliz ganador, la sociedad en su conjunto.
El informe del HLPE afirma tomar en cuenta las opiniones de todos, pero no se atrevió a dar pistas que ayuden a comprender que esta pasando. ¿Como no sentirnos perdidos en un mundo en el cual cohabitan Inversionistas, Estados Soberanos, Donantes, Transnacionales, Traders, Pobres y Hambrientos? Los autores proponen formas de agricultura contractual, « business plans », consultas y también, lo que es una buena noticia, medios para que los pequeños productores quienes habían desaparecido de la agenda puedan modernizar sus sistemas de producción. Pero nunca se preguntan el significado de la palabra « inversión » y no hacen referencia alguna a las inversiones campesinas, ni a los mecanismos que permiten comprender como un productor cae en la pobreza hoy día.
AGTER participó de diferentes maneras, pero siempre indirectamente, en los debates y las reflexiones preparativas de los trabajos de la FAO y del CSA. Nuestros propios trabajos sobre el acaparamiento de tierras y de recursos naturales, llevados a cabo con la colaboración de varios socios, incluyendo muchos investigadores, apuntaron desde el inicio a tratar de analizar y comprender mejor la naturaleza de estos fenómenos. Por supuesto, son perfectibles, pero desde ahora muestran resultados interesantes que permiten comenzar a construir propuestas para satisfacer el interés general.
1. Generalmente, cuando se habla de inversiones en tierras, estamos en presencia de fenómenos de apropiación de tierras comunes o públicas, o de procesos de concentración de tierras privadas. Entonces, tenemos que utilizar los conceptos correctos si queremos ser rigorosos y no caer en posiciones ideológicas. Los problemas no son únicamente problemas relacionados con los derechos humanos. Tienen también una dimensión económica, que se debe considerar si queremos aportar respuestas a los desafíos mayores de la humanidad en su conjunto, de hoy y de mañana. Hemos podido demostrar que la tierra se transformaba en un « activo financiero » de primer orden para los capitalistas cuando la proporción del valor agregado que sirve a remunerar el capital pasaba a ser predominante, y cuando la remuneración del trabajo por un lado y el costo del acceso a la tierra por otro lado, se reducían fuertemente. Tenemos que distinguir los especuladores y los acaparadores de los verdaderos inversionistas!
2. Los mecanismos actuales de gobernanza a nivel mundial no permiten resolver los problemas generados por las apropiaciones masivas de tierras. Apoyarse sobre el fortalecimiento de las soberanías nacionales no basta. Aunque cueste y necesite tiempo, habrá que dedicarse a trabajar el problema del derecho internacional, que dejará de ser insuficiente solamente cuando será susceptible de ser aplicado, cuando sea « justiciable ».
Estamos comenzando apenas a explorar caminos que nos permitirán avanzar, los cuales podrán descubrir en los documentos que hemos preparado. Es necesario ir más lejos, con las personas y con los grupos sociales que están involucrados en estos temas y afectados por estos procesos. A corto plazo, habrán ganadores y perdedores. Es únicamente en el largo plazo que todos podremos ser ganadores.
Michel Merlet, Director de AGTER
Varios
AGTER estará presente durante la semana del 17 de octubre en Roma para la reunión del Comité de Seguridad Alimentaria con la delegación francesa y con Coordination Sud.
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